Claves para gestionar el talento sénior en la empresa

Naciones Unidas prevé que en el año 2050 España sea el país más envejecido del mundo puesto que el 40% de la población tendrá más de 60 años. Una realidad que, unida a una tasa de natalidad extremadamente baja, obligará a las empresas a contar con el talento sénior. De ahí que el diseño de políticas concretas para este colectivo se convierta en un aspecto clave para garantizar el crecimiento del mercado laboral.

El informe “Los trabajadores seniors en la empresa española: realidades y retos”, elaborado por la Fundación IE con la colaboración de la Fundación Diversidad y PeopleMatters, constata que sólo un 17,39% del total de empleados en las empresas encuestadas es mayor de 55 años. Se trata de un colectivo con una formación elevada puesto que un 42,3% tiene estudios universitarios y un 11% tiene estudios de postgrado. Del total, un 8% ocupa puestos de alta dirección y predominan los hombres (62,17%) sobre las mujeres (37,83%). Además, el 77,6% de estos profesionales desempeña las mis­mas tareas que antes de cumplir los 55 años y casi el 86% trabaja a jornada completa.

Entre las ventajas que aportan los empleados séniores a las organizaciones destaca una elevada experiencia adquirida a lo largo de su trayectoria profesional, que se traduce en confianza, seguridad y una extensa red de contactos. Además, este colectivo se caracteriza por tener una marcada cultura del esfuerzo y mucha disciplina.

Paralelamente, el estudio de la Fundación IE pone de manifiesto que el 90% de las empresas no dispone de planes de actuación específicos para este colectivo, más allá de planes de prejubilación en un 15% de los casos. Ante esta realidad, los expertos esbozan una serie de buenas prácticas a tener en cuenta en el diseño de planes y políticas de gestión del talento sénior en la empresa.

Seguridad y salud laboral. Diseño de medidas y acciones de cuidado de la salud con el objetivo de garantizar el bienestar físico y mental de los profesionales sénior. La implantación de estos programas en la organización asegurará un mejor desempeño y un menor absentismo.

Organización y entorno de trabajo. Llevar a cabo iniciativas encaminadas a adaptar los puestos al perfil de los profesiona­les.

Desarrollo profesional. Impulsar el desarrollo profesional de los empleados sénior y evitar la obsolescencia de conocimiento.

Acceso a la jubilación. Diseñar nuevas modalidades de trabajo flexible y compatible con la jubilación, así como acciones en­caminadas a facilitar la transición a esta nueva etapa.

Preparación para la jubilación. Concienciar a los profesionales sobre aspectos clave tras la jubilación: pla­nificación financiera, salud, ocio, hobbies, relaciones sociales, tecnología, etc.

Beneficios por edad. Reconocimiento de ventajas para el colectivo sénior, tanto durante el desarrollo de su actividad profesional como una vez hayan accedido a la jubilación.

Sensibilización y reconocimiento. Medidas orientadas a generar una actitud inclusiva hacia los mayores y puesta en valor de su aportación.

Reemplazo generacional y sucesión. Diseñar acciones que faciliten el reemplazo generacional dentro de las organizaciones.