Intraemprender, una forma de crecer profesionalmente
En un momento en el que todos los servicios y productos son fácilmente copiables, fomentar el espíritu emprendedor de los empleados se convierte, cada vez más, en una forma de innovar en el negocio que, a su vez, favorece el desarrollo de los profesionales de la compañía aumentando su empleabilidad y su motivación.
En 1895, el investigador Gifford Pinchot definió a los intraemprendedores como “aquellas personas que son capaces de desarrollar un comportamiento emprendedor, bajo el respaldo de la empresa, a través del descubrimiento, evaluación y explotación de nuevas oportunidades de negocio”. Así pues, no se trata de un fenómeno nuevo, pero sí incipiente en España puesto que tal y como muestra el último Índice de Actividad Intraemprendedora (EEA), elaborado por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), hemos pasado del 1,1% en 2015 al 2,7% en 2016. Y aunque estamos lejos de la media europea (4,4%), este incremento sitúa a nuestro país por encima de otros como Italia (2,1%) o Grecia (1,4%), aunque aún estamos lejos de los Países Bajos (7,6%) o el Reino Unido (7%).
Fomentar el espíritu intraemprendedor se traduce en importantes ventajas para la empresa, pues gracias al desarrollo de nuevos productos y servicios puede aumentar sus beneficios y su competitividad. Pero también repercute positivamente en los empleados que reciben independencia, confianza y recursos para hacer realidad sus ideas, sin miedo a perder su trabajo en el caso de que estas fracasen. Además, el intraemprendedor recibe el reconocimiento interno y, en algunos casos, parte de los beneficios o una compensación económica por su esfuerzo.
Casos paradigmáticos de intraemprendimiento los encontramos en empresas como 3M o Google que permiten que sus empleados destinen una parte de su jornada laboral a desarrollar ideas o abordar nuevos proyectos, aunque estos no estén directamente relacionados con su actividad laboral. Pero para que esta fórmula sea exitosa y consiga buenos resultados, el empleado debe sentirse motivado y apoyado en su labor. La empresa debe ofrecer procesos para canalizar su creatividad y diseñar una estructura sólida que acompañe y aproveche el espíritu innovador del empleado, de forma que identifique su trabajo como una oportunidad para crecer personal y profesionalmente. Además, normalmente, los programas corporativos de fomento del emprendimiento interno se complementan con acciones de mentoring a los emprendedores, así como con programas de formación.
¿Cómo es el intraemprendedor español?
Según el informe “Emprendimiento Corporativo en España: Gacelas y Elefantes bailan sin pisarse”, del Centro Internacional Santander Emprendimiento, el perfil mayoritario del intraemprendedor español es un varón (65%) en torno a los 40 años, con estudios universitarios (62%), un alto nivel de ingresos (80%) y que ha recibido alguna formación o capacitación vinculada con el desarrollo de iniciativas emprendedoras (55%). Además, el estudio concluye que el 53% de las personas involucradas en emprendimiento corporativo opina que emprender es una buena opción profesional. En la misma línea, el 47% considera que los emprendedores gozan de una buena consideración en la sociedad y el 50% que los medios de comunicación prestan suficiente atención a los casos de éxito empresarial.
Por su parte, el profesor de Innovación y Entrepreneurship de ESADE, Joan Riera, considera que existen una serie de rasgos comunes que definen a los intraemprendedores: “Son personas muy optimistas, que tienen cierto espíritu de superación, les gusta competir, son muy inquietos, curiosos y muy trabajadores porque un elemento fundamental de los intraemprendedores es la pasión y la ilusión que tienen con el proyecto”. No obstante, para retener este talento en la organización es imprescindible que la organización ponga herramientas a su alcance para vehicular sus inquietudes y que exista una cultura que fomente el reconocimiento. En este punto, el experto asegura que, aunque la retribución económica puede importar al intraemprendedor, el factor más decisivo es la visibilidad.