Además del salario y las condiciones laborales, cada vez más los millennials buscan trabajar en empresas con las que compartan un propósito y les permitan dejar una huella positiva. Así pues, valoran otros aspectos de los empleadores como sus valores, su reputación, el cuidado de los empleados o el respeto por el medio ambiente. Las nuevas generaciones buscan contribuir al bien común y ello provoca que una empresa que quiera atraer al mejor talento deberá tener en cuenta prácticas socialmente responsables no solo hacia el exterior sino también en una vertiente interna.

Según la Encuesta Millennial de Deloitte 2017 uno de los principales alicientes que hacen que esta generación se decante por una empresa es su impacto positivo en la sociedad. Concretamente el 76% de los millennials encuestados aseguran que valoran de forma muy positiva la posibilidad de contribuir con acciones sociales desde su puesto de trabajo. Además, se muestran escépticos ante las colaboraciones público-privadas para resolver los retos y problemas sociales, pues solo un 27% de los encuestados considera que los ciudadanos sean los últimos beneficiarios de las relaciones entre gobiernos y empresas.

Por otra parte, la encuesta Global Sharpers del Foro Económico Mundial apunta que el cambio climático es la mayor preocupación de esta generación. Concretamente el 54,6% de los jóvenes entre 18 y 35 años están preocupados por el cambio climático y la destrucción de la naturaleza. En la lista de sus preocupaciones también aparecen los conflictos o guerras (46,5%) y la desigualdad (46,3%).

En la vertiente más interna, referente a la organización empresarial, los millennials valoran muy positivamente la flexibilidad laboral pues para el 84% mejora el rendimiento, aumenta la productividad y fideliza a los empleados, reforzando su felicidad y bienestar laboral. De este modo iniciativas encaminadas a favorecer la conciliación y la flexibilidad son ampliamente valoradas por este colectivo como parte de su salario emocional.